Atrás no hay quien viva


La que se avecina en la defensa del Madrid. Una temporada después de sobrevivir al caos con urgencias y alternativas improvisadas, el club blanco se asoma a un escenario opuesto. Actualmente, Xabi dispone de 11 jugadores para cuatro o cinco puestos, dependiendo del sistema. Casi todos ellos siendo nombres con galones y derechos de sobra para reclamar su protagonismo en el once titular.

Por ello es que el bloque de atrás recuerda, por momentos, a una comunidad difícil de gestionar. Todos buscan su espacio y la convivencia ya no depende del instinto de supervivencia, como la campaña pasada. Ahora Xabi Alonso cuenta con muchos nombres, a expensas de movimientos. Una posible llegada de un central, véase Konaté, desplazaría a Tchouaméni a su hábitat natural: el mediocampo. Sin embargo, hasta que eso ocurra, el francés parece destinado a vivir a medio camino entre esas dos zonas.

De momento es lo que el equipo necesita, al igual que ocurrió durante el último curso. En él, la defensa fue un incendio constante donde Asencio y Tchouaméni ejercieron de bomberos. Las lesiones de Alaba y Militao despoblaron la zaga hasta convertirla en el solar que acabaría perjudicando a Ancelotti. Tal fue el caos que ni siquiera Rüdiger —su guerrero más indestructible— logró sobrevivir a un calendario que puso a prueba la resistencia del club blanco. Los laterales también fueron un dolor de cabeza. La lesión de gravedad de Carvajal le alejó desde el inicio y los problemas físicos de Mendy solo le mantuvieron en el 45% de los encuentros.

Un contraste evidente

La pasada temporada fue más bien: ‘Atrás no hay quien aguante’. La pareja formada por Asencio y Rüdiger resultó la más usada por el italiano, con un total de 16 titularidades juntos. A esta le sigue la de Militao y Rüdiger —antes de que el brasileño se lesionara en noviembre— con 14. Las mismas que la dupla compuesta por Tchouaméni y, de nuevo, Rüdiger. Tres combinaciones distintas que tenían al alemán como denominador común. En total, 12 fueron los dúos que usó Ancelotti.

Ahora el panorama es distinto. Los fichajes en los carriles, la llegada de Huijsen y la vuelta de Militao apuntalan una defensa donde Xabi tiene para elegir. Por otro lado, Tchouaméni sigue cubriendo huecos y Jacobo, con su salida al Como, es la última víctima del ‘overbooking’. Un exceso que no promete resolverse con más partidos. El calendario aprieta, aunque no lo suficiente para estrechar el cerco.

El reparto de minutos es un punto clave dentro de este lujo problemático. El hambre de los recién llegados se mezcla con la necesidad de protagonismo de los ya asentados. Al final de la temporada esperará el Mundial, un torneo al que todos buscarán llegar rodados y sin perder ritmo. Nadie estárá dispuesto a regalar su visibilidad. Respecto a ello, la gestión de dinámicas será otro de los desafíos para Xabi Alonso.



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