A Sofía le falta el aire al subir las gradas de su casa. Tiene 42 años y nunca pensó que su respiración pudiera convertirse en un obstáculo diario. Durante años cocinó con leña en su comunidad, y ahora los médicos le explican que ese humo silencioso dañó poco a poco sus pulmones. Casos como el suyo se repiten en Bolivia, donde enfermedades respiratorias siguen siendo una de las principales amenazas para la salud pública.
La doctora Laura Marín, médico general y docente de la carrera de Medicina en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que “en Bolivia, los pulmones se ven afectados principalmente por cinco grupos de enfermedades: tuberculosis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), asma, infecciones respiratorias agudas y cáncer de pulmón”.
Tuberculosis, un enemigo persistente
A pesar de los avances médicos y de los programas de detección, la tuberculosis sigue siendo un problema crítico.
“Bolivia continúa entre los países de Sudamérica con mayor incidencia, especialmente en zonas densamente pobladas como El Alto, Santa Cruz y Cochabamba. A pesar de los esfuerzos en detección y tratamiento, la carga de enfermedad sigue siendo significativa”, sostiene Marín.
La falta de continuidad en los tratamientos y la resistencia bacteriana agravan el panorama, dejando secuelas que marcan la salud respiratoria de los pacientes para toda la vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que en 2023 aproximadamente 8,2 millones de personas fueron diagnosticadas de tuberculosis por primera vez en todo el mundo y que ese mismo año fallecieron 1,25 millones de personas por esta enfermedad.
EPOC: el deterioro silencioso
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, conocida como EPOC, avanza de manera imperceptible hasta limitar drásticamente la calidad de vida de los pacientes.
“Si hablamos de deterioro progresivo e irreversible, EPOC ocupa el primer lugar. Es una enfermedad silenciosa al inicio, que avanza poco a poco hasta limitar actividades cotidianas tan simples como caminar o subir escaleras”, advierte la especialista.
El tabaco sigue siendo el principal detonante, pero en Bolivia también tiene gran incidencia la exposición al humo de leña, especialmente en áreas rurales donde cocinar con fogones tradicionales aún es una práctica común.
El asma y su impacto en la vida cotidiana
Aunque no suele ser mortal, el asma altera la rutina diaria de miles de personas, sobre todo niños y jóvenes. Los episodios de crisis respiratorias generan ausencias escolares y laborales, además de ansiedad en pacientes y familias.
“El asma afecta mucho la calidad de vida, sobre todo en niños y jóvenes, quienes presentan episodios de crisis respiratorias”, puntualiza Marín.
El asma es una de las principales enfermedades no transmisibles (ENT) que afecta, principalmente, a niños y adultos. La OMS calcula que 262 millones de personas tenían asma en 2019 y que esta enfermedad causó 455 000 defunciones ese mismo año.
Infecciones respiratorias agudas: neumonía y bronquitis
Durante los meses fríos, la neumonía y la bronquitis se convierten en una amenaza recurrente. Son especialmente peligrosas en poblaciones vulnerables: niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
“Las infecciones respiratorias agudas son muy comunes en época de frío, y en poblaciones vulnerables pueden llegar a complicarse gravemente”, recuerda la docente de Unifranz.
Cáncer de pulmón en aumento
El cáncer de pulmón, asociado históricamente al tabaquismo, ha ido en aumento en Bolivia. Hoy también afecta a personas expuestas a la contaminación ambiental y a otros factores de riesgo.
“El cáncer de pulmón tiene una de las tasas de mortalidad más altas porque suele diagnosticarse en fases avanzadas, cuando el tratamiento ya no puede ser tan efectivo”, señala Marín.
Cinco claves para proteger la salud pulmonar
La salud pulmonar implica que los pulmones puedan realizar su función vital: el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. “Unos pulmones sanos permiten que la persona tenga energía, resistencia física y un sistema inmune más fuerte. Cuando se deterioran, no solo aparece la falta de aire, sino también un impacto en el corazón, el cerebro y en la calidad de vida en general”, explica la médica.
Los pulmones están formados por millones de alvéolos, pequeños sacos que hacen posible la respiración. Mantenerlos libres de inflamación, infecciones y contaminantes es esencial para una vida plena. Por ese motivo, Marín comparte cinco recomendaciones prácticas para reducir el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias:
- Evitar el tabaquismo en todas sus formas. “El cigarrillo es el principal enemigo de la salud pulmonar. Incluso el humo pasivo daña a quienes no fuman”, explica.
- Reducir la exposición al humo de leña y contaminantes. Cocinar con ventilación adecuada y usar protección en ambientes con polvo o químicos.
- Vacunarse contra enfermedades respiratorias. Influenza y neumococo son prioritarias para adultos mayores, niños y personas con patologías crónicas.
- Practicar actividad física regularmente. El ejercicio mejora la capacidad respiratoria y fortalece los músculos que ayudan a respirar.
- Cuidar la higiene respiratoria. Lavarse las manos, ventilar los ambientes y cubrirse al toser o estornudar.
“Los pulmones son órganos silenciosos: no duelen, y muchas veces no dan señales hasta que el daño ya es avanzado. Por eso es fundamental no esperar a tener síntomas graves para consultar con un médico”, recalca Marín.
La docente de Unifranz insiste en que la salud pulmonar debe ser vista como una prioridad social, además de individual. “Como ciudadanos, debemos exigir aire limpio en nuestras ciudades y políticas que reduzcan la contaminación. Como personas, debemos tomar decisiones saludables todos los días, dejar el tabaco, mantenernos activos y no descuidar los chequeos médicos”, reflexiona la médico.
Cada respiración, dice la experta, es un recordatorio de lo esencial que es cuidar los pulmones. Porque sin ellos, no hay vida.