Transformar la educación es apostar por el futuro


La educación para la sostenibilidad no es solo una tendencia; es una urgencia. Así lo expresó Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC-UNESCO), en el Foro Internacional de Innovación Educativa 2025, el encuentro más influyente y representativo de educación de Bolivia. Durante su intervención también recalcó que el planeta no necesita de los humanos para seguir existiendo, pero los humanos sí necesitan aprender a convivir para no desaparecer.

En un escenario marcado por los efectos visibles del cambio climático, los conflictos armados y las crecientes desigualdades sociales, la educación cobra la responsabilidad de convertirse en una herramienta de supervivencia. 

Pedró lo resumió con contundencia durante su participación en el FIIE Unifranz 2025. “La sostenibilidad es, en el fondo, un acto de supervivencia. Es nuestro deber vivir en armonía con los demás y con el entorno”.

Para el experto internacional, el concepto de educación para la sostenibilidad es una noción que va más allá del aprendizaje sobre medioambiente. Se trata de una educación que promueva relaciones duraderas y conscientes entre personas, culturas y recursos naturales. Una educación que inspire responsabilidad ética, cooperación y una visión de futuro compartido.

“Muchas veces creemos que podemos usar los recursos —incluso a las personas— en beneficio propio, pero eso es una pésima inversión”, advirtió.

Una urgencia global, una responsabilidad local

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible —adoptada por Naciones Unidas en 2015— situó la educación como un eje central para lograr sociedades más justas, equitativas y resilientes. Sin embargo, el director del IESALC advierte que los avances no son homogéneos y que los estados están llegando tarde en aspectos cruciales como la educación ambiental y la acción climática.

“En algunos frentes hemos avanzado, pero en otros, como nuestra relación con el medioambiente, vamos tarde. Eso es una constatación”, afirmó. “Hoy en Barcelona llegamos a 36 grados. Y en Santa Cruz, donde estoy ahora, hace un frío inusual. ¿Casualidad? No lo creo”.

Pedró hizo énfasis en que no se trata de una moda ecológica. El planeta, recordó, seguirá existiendo incluso sin nosotros. Por eso, la sostenibilidad debe verse como una cuestión de supervivencia humana. Y en ese contexto, la educación es la única vía posible para garantizar una transición justa, consciente y colectiva hacia un nuevo modelo de vida.

Los jóvenes lo entienden… ¿los adultos también?

Uno de los momentos más reflexivos de la conversación con Educación y Sociedad de EL DEBER fue cuando Pedró se refirió al rol generacional en esta transformación. “Los jóvenes quieren rehacer el mundo y tienen todo el derecho de cuestionarnos. Lo que me preocupa es si aún estamos a tiempo de corregir nuestros errores”, expresó.

Al hablar de sostenibilidad, no basta con pensar en la biodiversidad o el reciclaje. También se trata de reducir la violencia, fomentar la paz, erradicar la pobreza y garantizar acceso equitativo a oportunidades. Y allí, la cooperación intergeneracional resulta clave.

“Mientras hablamos, hay guerras activas, gente muriendo, masacres en nombre de causas absurdas. No conozco otra especie animal que actúe así. Por eso, para sobrevivir, la clave es cooperar”, remarcó.

Educación superior: acceso desigual, oportunidades desiguales

Más allá del discurso, Pedró respaldó su planteamiento con datos preocupantes. Aunque en América Latina cerca de 30 millones de personas acceden actualmente a la educación superior, la desigualdad de oportunidades persiste de forma alarmante.

“La probabilidad de acceder a la universidad para un joven de clase alta es siete veces mayor que para uno que vive en situación de vulnerabilidad. No es el doble ni el triple: es siete veces más”, denunció.

Además, subrayó que tener un título universitario sigue siendo una ventaja en términos de empleabilidad, pero ese “premio” empieza a diluirse ante una oferta académica saturada en carreras tradicionales, como Derecho, frente a la creciente demanda de profesionales técnicos y científicos.

Pedró alertó sobre el retroceso en áreas clave: “Hace diez años, en América Latina y el Caribe, el 25 % de los estudiantes estaban en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Hoy, solo el 23%. En los países desarrollados, esa cifra supera el 30 %”.

El rol del Estado y la calidad educativa

Otro aspecto crítico que abordó fue la necesidad de asegurar la calidad en la educación superior. En la región, el 70 % de los estudiantes universitarios se forman en instituciones privadas. 

Para Pedró, esta realidad debe ser reconocida y regulada adecuadamente por los gobiernos, sin importar su orientación ideológica. “Cualquier estudiante —sea de una universidad pública o privada— debe tener la certeza de que esa institución ha pasado una evaluación rigurosa”.

En este sentido, lamentó que Bolivia sea el único país de Sudamérica que no cuenta con una agencia nacional de aseguramiento de la calidad de la educación superior.

“La madurez de sus universidades exige que exista esa agencia. No se trata de controlar, sino de impulsar la excelencia. Una agencia bien diseñada no es una injerencia, sino la expresión colectiva del sistema universitario”, explicó.

Pedró reconoció el esfuerzo de la Asociación Nacional de Universidades Privadas (ANUP) y de su presidenta, Verónica Ágreda, para avanzar en este objetivo. “No se puede hablar de desarrollo educativo sin medir la calidad. Es urgente”.

Una educación que nos prepare para permanecer

Finalmente, el director del IESALC-UNESCO dejó claro que educar para la sostenibilidad no es una opción, sino una responsabilidad ética, política y humana, porque la educación debe ayudarnos a responder una pregunta fundamental: ¿cómo queremos seguir habitando este planeta?

“El planeta continuará sin nosotros. Pero si queremos seguir aquí, debemos aprender a cuidarnos entre nosotros y a cuidar nuestro entorno. Para eso sirve la educación: para garantizar un futuro en paz y con dignidad”, concluyó de manera reflexiva.
 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *