Thomas Tuchel, seleccionador de Inglaterra, elogió la intensidad y carácter competitivo de Jude Bellingham en una entrevista en talkSPORT, aunque reconoció que debe aprender a canalizar mejor sus emociones dentro del campo.
A falta de un año para el Mundial 2026, Tuchel analiza cada detalle del grupo que lidera. Uno de los focos principales es Jude Bellingham, a quien considera una pieza esencial en su proyecto. “Creo que tiene algo especial. Aporta un filo competitivo que necesitamos si queremos lograr grandes cosas”, aseguró el alemán.
No obstante, Tuchel subrayó que ese “filo” debe estar bien dirigido. “Tiene que canalizarse. Esa energía debe ir dirigida al rival, a nuestros objetivos, no a intimidar compañeros ni ser agresivo con árbitros”, explicó. “Estamos trabajando en ello. Tiene ese fuego, y no quiero apagarlo. Es su fortaleza, pero también conlleva explosiones que pueden intimidar incluso a compañeros”.
El técnico se expresó así un día después de la derrota por 3-1 ante Senegal en Nottingham, el primer revés de su mandato tras tres victorias consecutivas. Bellingham fue protagonista involuntario: su gol del empate fue anulado por una mano polémica y, frustrado, acabó pateando un bidón de agua y encarándose con el asistente. Harry Kane tuvo que intervenir para calmarlo.
Este tipo de reacciones no son nuevas en el centrocampista del Real Madrid, que en abril ya protagonizó un incidente al golpear un monitor del VAR tras una derrota en Mestalla. Aun así, Tuchel considera que su carácter puede ser una ventaja si se gestiona bien.
“Si logra canalizar esa energía, entonces tiene ese ‘algo’ que necesitamos. Tiene un filo que es difícil de encontrar”, insistió. A pesar de ciertas críticas públicas sobre su comportamiento, el entrenador alemán descartó dejarle fuera: “No entiendo esas voces. Más bien debemos buscar cómo obtener la mejor versión de él y cómo hacer que se le entienda y valore lo que nos aporta”.
Bellingham, en un partido con Inglaterra.
Incluso reconoció que su madre tiene sentimientos encontrados con el jugador: “Mi madre a veces no ve al chico educado y amable que yo veo. Cuando sonríe, gana a todos, pero a veces se le nota la rabia y el hambre, y eso puede resultar algo repulsivo para alguien como ella frente al televisor”.
Tuchel, sin embargo, lo tiene claro: “Es un buen chico, muy inteligente, muy abierto y fácil de tratar. Estoy encantado de trabajar con él”.
