La educación para la sostenibilidad toma fuerza con visión STEM+


La sostenibilidad no se construye solo con buenas intenciones, sino con educación transformadora. En un momento en el que urge repensar nuestras formas de vivir, aprender y relacionarnos con el entorno, la educación STEM+ (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas y cultura digital) se consolida como un enfoque que articula soluciones, empodera comunidades y proyecta a los jóvenes como verdaderos agentes de cambio.

Así lo afirma Ulrike Wahl, representante en América Latina de la Fundación Siemens Stiftung, quien estuvo recientemente en Santa Cruz de la Sierra para participar en la declaratoria de esta ciudad como “Territorio STEM+”, en el marco del VI Foro Internacional de Innovación Educativa (FIIE Unifranz 2025), el encuentro más influyente y representativo de educación en Bolivia.

“Este enfoque busca que las y los estudiantes desarrollen competencias que les permitan comprender su entorno, identificar problemas complejos y construir soluciones en comunidad”, aseguró en entrevista con Educación y Sociedad de EL DEBER.

¿Qué es la educación STEM+ y por qué marca la diferencia?

Lejos de ser una moda pasajera, la educación STEM+ representa un cambio profundo en la manera de enseñar y aprender. 

“No es solo teoría; es praxis. Es saber hacer, saber pensar y saber convivir. Y eso requiere un cambio profundo en los currículos, las dinámicas en el aula y la cultura educativa en general”, explica Wahl.

Se trata de una propuesta educativa que promueve metodologías activas, proyectos interdisciplinarios, indagación, experimentación y un fuerte vínculo con la tecnología y el pensamiento crítico. La clave está en formar personas capaces de leer su realidad y actuar sobre ella, desde la ciencia y el conocimiento, pero también desde la ética y la empatía.

Una red latinoamericana conecta territorios, saberes y voluntades

La Fundación Siemens Stiftung lidera la creación de una Red Latinoamericana de Educación STEM+, cuyo objetivo es generar un ecosistema de colaboración entre docentes, universidades, gobiernos locales, organizaciones sociales, sector privado y familias.

“Transformar la educación no es una tarea individual. Una innovación educativa con impacto social y sostenibilidad requiere el esfuerzo coordinado de muchos actores”, enfatiza Wahl. La educación para la sostenibilidad, vista desde esta perspectiva, no se reduce al aula; se convierte en una responsabilidad compartida y una apuesta estratégica de desarrollo para las comunidades.

Aunque las organizaciones y escuelas pueden impulsar cambios significativos, el rol del Estado sigue siendo fundamental porque tiene la responsabilidad de garantizar el acceso a una educación de calidad para todos. Pero también debe estar abierto a dialogar con los actores de la sociedad civil, la academia y el sector privado.

Ese diálogo, asegura, es lo que permite que experiencias innovadoras puedan validarse, escalarse e incluso convertirse en políticas públicas. “Se trata de un trabajo conjunto, de coconstrucción, en el que todos los actores compartimos la responsabilidad de impulsar una educación pertinente, inclusiva y sostenible”.

Los jóvenes: una fuerza que empuja y cuestiona

Uno de los elementos más potentes del enfoque STEM+ es su conexión con el protagonismo juvenil. Las nuevas generaciones, especialmente la generación Z, no solo nacieron en un entorno digital, sino que han aprendido a usar la tecnología, la ciencia y la lógica para proponer soluciones a los desafíos de sus entornos.

“La juventud es la fuerza más viva de cualquier sociedad”, afirma Wahl. “Están en un momento de su vida donde confluyen la creatividad, la energía y el deseo de transformar. Tienen otra forma de ver el mundo, hacen preguntas incómodas, piensan fuera de la caja, y eso es precisamente lo que necesitamos hoy”.

Ese quiebre con lo tradicional —donde los adultos enseñaban y los jóvenes escuchaban— está dando paso a una lógica inversa, en la que los jóvenes también enseñan, retan y provocan cambios.

Santa Cruz, territorio STEM+, una apuesta que convoca a todos

La reciente declaratoria de Santa Cruz como Territorio STEM+ representa un hito importante. Ya lo había sido Cochabamba. Ahora, la capital oriental se suma a esta estrategia de largo plazo que busca posicionar a la educación como el eje transversal del desarrollo sostenible.

“Un territorio STEM+ es una ciudad o región que decide apostar por una agenda educativa estratégica, en la que el motor del desarrollo es la educación. No es una declaración simbólica, implica sentar a la mesa a actores del sistema educativo, gobiernos locales, universidades, sector privado, sociedad civil y ciudadanía”, explica Wahl.

En este proceso participaron activamente la Gobernación, la Alcaldía, universidades locales, el FabLab Santa Cruz, la Asociación Nacional de Universidades Privadas (ANUP) y el Viceministerio de Educación Superior. Una articulación interinstitucional que, según Wahl, es esencial para pasar del discurso a la acción.

La agenda STEM+ para Santa Cruz contempla desde la formación docente hasta el rediseño curricular, pasando por el impulso a la innovación pedagógica y la cultura digital, mediante una hoja de ruta para construir sostenibilidad desde el aula hasta la planificación urbana.

La educación, motor de transformación territorial

Más allá de los contenidos, la educación para la sostenibilidad implica repensar la relación entre las personas, su entorno y el conocimiento. 

“Educar con enfoque STEM+ no es solo una cuestión de preparar futuros profesionales. Es una apuesta por la convivencia, la ciudadanía activa y el desarrollo con equidad”, señala Wahl quien tuvo una participación activa en el FIIE 2025, organizado por Unifranz.

En este sentido, las ciudades que apuestan por una educación de este tipo están asumiendo un compromiso con su propio desarrollo. “La educación es un vector transversal que realmente mueve hacia delante y proyecta”, sostiene. Por eso, convertir a Santa Cruz en territorio STEM+ no es solo una política educativa, es también una política de desarrollo.

El enfoque STEM+ se presenta hoy como una herramienta concreta para hacer realidad los grandes principios de la sostenibilidad: equidad, inclusión, participación y proyección al futuro, que requiere decisión política, compromiso comunitario y protagonismo juvenil.

“Creo profundamente que este es el camino. Necesitamos abrir las puertas a la colaboración, al pensamiento crítico, a la innovación y a la participación juvenil. Solo así podremos construir una educación con sentido y un futuro más justo para todos”, concluye Ulrike Wahl.
 

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