Laurent Mekies, jefe del equipo Red Bull y una figura mucho menos polarizante que su predecesor en el cargo, Christian Horner, puso fecha a uno de los anuncios más esperados para la Fórmula 1 de 2026. El de los equipos de la firma de bebidas energéticas para la próxima campaña. “Lo único que os puedo decir es que si seguimos nuestro plan, lo anunciaremos el martes [2 de diciembre]”, lanzó. “Estamos confiados en ello y no quitaremos el foco de Abu Dhabi”, añadió. No hay más que hablar. En teoría, es el momento.
Lo único que os puedo decir es que si seguimos nuestro plan, lo anunciaremos el martes [2 de diciembre]
Laurent Mekies

Laurent Mekies, charlando con Max Verstappen.LAPRESSE
La fecha que avanzó Mekies ha llegado y los cuatro coches (dos Red Bull y dos Racing Bulls) conocerán a sus pilotos. Los seguros son Max Verstappen, que hace tiempo se desvinculó de cualquier movimiento [a Mercedes, fundamentalmente], e Isack Hadjar (“seguiré en la parrilla”, contó). Están destinados a ser compañeros, y para el filial todo apunta a Arvid Lindblad, que asombró en los libres de la Ciudad de México pero marcha en un pobre 6º en la F2 -no superaba con frecuencia a Pepe Martí, ya en la Fórmula E; y a Liam Lawson.
El de Nueva Zelanda es la figura que más costaba encajar, pero todo parece hecho atendiendo a la información de De Telegraaf -periódico neerlandés-. Quedarían descartados Yuki Tsunoda, aunque Honda sigue presionando para que pueda permanecer en la parrilla, y nombres de otra dimensión, como el campeón japonés Ayumu Iwasa o Alex Dunne, ya sin paraguas de ninguna fábrica de F1 tras salir de McLaren.
Os lo podéis imaginar (el futuro)
Yuki Tsunoda
Por lo tanto, Lawson habría ganado la partida a Tsunoda. “Os lo podéis imaginar”, decía en Qatar cuando se le cuestionaba por su futuro. Ni las buenas actuaciones del final del 2025 (como los puntos en Losail donde ocupó un 5º al sprint y 10º en carrera) le darían más crédito y pesa demasiado que solo aporte 33 puntos por los 396 de Max Verstappen.

Lawson y Tsunoda, en pista.
Ese es, precisamente, el otro reto de todo el rompecabezas de Red Bull. Tener un piloto que pueda ayudar y retar a Verstappen. Lo hacía Daniel Ricciardo, con el que tuvo sus más y sus menos como aquel accidente en Bakú. O Sergio Pérez, con el mexicano llegando a vencer varios Grandes Premios en la era más dominante de Red Bull en la reglamentación del efecto suelo.
A ello se suma un reto más. El del propio motor. Ford pondrá el nombre a la unidad de potencia que Red Bull desarrolla. La que debería darles la competitividad necesaria… y de paso convencer a Verstappen de seguir siendo su bandera en la F1.