Aprender de forma continua y adaptarse con rapidez a los cambios tecnológicos y sociales ya no es una opción, sino una estrategia imprescindible para destacar en el mercado laboral global. En tiempos donde la inteligencia artificial redefine el ritmo del desarrollo profesional, quienes combinan habilidades técnicas con competencias humanas tienen mayores posibilidades de sobresalir en entornos cada vez más exigentes y dinámicos.
“Aprender y adaptarse, es el mantra para sobrevivir en la era actual”, afirma con convicción Aniket Gajare, ingeniero de sistemas oriundo de Bombay, India, quien actualmente reside en Ottawa, Canadá. De visita en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, compartió su experiencia con estudiantes bolivianos y los animó a prepararse para un futuro prometedor en el campo de la ingeniería de sistemas.
“La ingeniería en sistemas es un campo en rápida evolución y creo que les espera un gran futuro. Reitero, lo que necesitas saber es aprender y adaptarte. Y, en última instancia, tú eres un ser humano y ése es el principal punto de diferenciación con la inteligencia artificial”, subraya Gajare.
En su opinión, si bien las habilidades técnicas son cruciales, la comprensión humana y las habilidades interpersonales son elementos clave que ninguna máquina puede replicar por completo.
La inteligencia artificial ha acelerado los cambios de manera exponencial. “Antes de que ChatGPT se implementara, las cosas también evolucionaban rápidamente, pero ChatGPT simplemente cambia de marcha y si ibas en tercera, ahora vas en quinta”, compara. En ese contexto, destaca la importancia de mantener una mentalidad abierta y flexible al cambio. “No sé qué aprenderé el año que viene. Esa es la realidad, porque las cosas están evolucionando muy rápido”.
Desde el ámbito académico boliviano, Fabiola Cadima, directora de la carrera de Ingeniería de Sistemas de Unifranz, coincide en que la clave del éxito radica en una preparación integral.
“La inteligencia artificial es una puerta súper amplia, abierta al mundo y no es la excepción para el área de ingeniería de sistemas. Es una de nuestras menciones en la carrera. Por lo tanto, es importante, viable y vigente que los estudiantes conozcan, apliquen y entrenen esas neuronas para desarrollar sistemas actualizados”, indica.
Cadima también resalta el valor de la tecnología con enfoque humano. Según ella, la formación universitaria no solamente debe basarse en las competencias técnicas, sino en el desarrollo de otras habilidades, como conversar, ser líder de un equipo o comandar un proyecto grande, que al final son habilidades diferenciadoras cuando se trata de desarrollarse en un mercado laboral muy competitivo.
La combinación entre habilidades técnicas y blandas, como la empatía, la comunicación y el liderazgo, permite a los profesionales destacarse en el contexto global.
“Hace diferencia el desarrollar esa habilidad que tenemos los seres humanos de empatía, de buscar soluciones a problemas reales. Y el tema del idioma también es importante. No nos olvidemos del liderazgo. El liderazgo es una clave importante porque puedes tener muchas oportunidades al ser un buen líder, trabajar con un grupo y ser empático”, puntualiza.
Para Cadima, la ingeniería de sistemas es una profesión sin fronteras, porque ha sido, es y va a ser una profesión global. Se programa de la misma forma en cualquier lugar del mundo. Por lo tanto, los estudiantes deben visualizar su vida con ese enfoque global. La tecnología está aplicada a todo el mundo, y la ingeniería de sistemas es parte fundamental de este avance humano”.
En este sentido, el aprendizaje continuo, la actualización constante y la capacidad de adaptarse a nuevos entornos y lenguajes tecnológicos son habilidades cada vez más demandadas, explica la académica.
“El área de ingeniería de sistemas es realmente apasionante. No es una carrera que se queda ahí, que aprendes y aplicas. Es una carrera que está constantemente en evolución y eso lo hace interesante. Estamos en constante movimiento, actualizándonos todo el tiempo, y es maravillosa”, concluye Cadima.
En definitiva, tanto desde la experiencia internacional como desde la formación académica nacional, quienes se formen con una visión global, dominen herramientas tecnológicas, desarrollen habilidades humanas y mantengan una actitud de aprendizaje permanente, estarán mejor preparados para conquistar las oportunidades del mercado laboral internacional.