La educación es el punto de partida para que Bolivia pueda construir un futuro donde la innovación y la creatividad tengan un rol central en la economía. Así lo sostiene Santiago Laserna Fernández, economista e investigador, director de proyectos del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), quien considera que el fomento de colegios vocacionales capaces de diseñar sus propios currículums es una de las vías más sólidas para impulsar la economía creativa y generar capital humano de calidad.
Laserna explica que la economía creativa, también conocida como economía naranja, se compone de industrias donde la innovación pesa más que la inversión de capital. Desde el software hasta la música, pasando por la gastronomía y las artes, son sectores donde el talento se convierte en valor económico. Sin embargo, el punto de partida está en la formación.
“La única manera de potenciar la economía creativa en Bolivia es por medio de tener una masa crítica de capital intelectual creativo en la población”, afirma. Esa masa crítica, sostiene, no puede lograrse con un sistema educativo rígido, que obliga a todos los estudiantes a cursar los mismos contenidos sin dar espacio a sus talentos individuales.
Laserna participó en el III Foro Internacional de Economía Creativa organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, que recientemente se realizó en la ciudad de El Alto, donde expertos, emprendedores, gestores culturales y autoridades coincidieron en que la economía creativa se proyecta como motor de desarrollo sostenible, inclusivo e innovador.
Colegios vocacionales: ejemplos que inspiran
El investigador del CERES pone como ejemplo dos casos concretos en Cochabamba: el colegio Laredo, que se especializa en la formación musical, y el San Agustín, enfocado en ingeniería. Ambos son modelos de educación vocacional que priorizan las aptitudes y pasiones de los estudiantes.
“Estos colegios han logrado especializarse en distintas vocaciones y así han generado alumnos sobresalientes, más innovadores y creativos”, sostiene Laserna. Para él, se trata de experiencias que deben multiplicarse en el país, no como excepciones sino como una política de Estado.
La clave está en permitir que cada colegio pueda desarrollar un currículum propio, orientado a una vocación específica, que fomente tanto el talento individual como la creatividad colectiva.
Más competencia, más innovación
En opinión de Laserna, la diversidad en los modelos educativos puede convertirse en un motor de innovación: “Hay que fomentar la competencia entre colegios. Mientras la formación venga desde mucho más temprano, hay evidencia que muestra que los resultados son mejores”.
La apuesta es clara: mientras más temprano se descubran y fortalezcan las vocaciones, más fácil será construir profesionales creativos capaces de aportar soluciones novedosas a los desafíos del país.
El economista advierte, sin embargo, que no es posible fomentar este tipo de educación sin cambios legales. “Nuestra ley educativa es muy rígida. Si no modificamos ciertas políticas, no podemos avanzar en fomentar la economía creativa”, asegura.
Para él, el sistema actual no solo limita la creatividad de los estudiantes, sino que también penaliza el error, un elemento indispensable en el proceso de innovación.
“Hoy en día se penaliza mucho el fracaso, tanto en los colegios como en la vida profesional. Pero para poder innovar y emprender es necesario enseñar que fallar es parte del proceso”, insiste.
Vocaciones que fortalecen al país
Laserna recuerda que la formación vocacional no se limita a lo técnico, sino que también puede fortalecer valores y tradiciones familiares. “Las vocaciones, los valores familiares, son claves. Si logramos que los jóvenes descubran sus talentos desde temprano, podremos tener profesionales más capaces de aportar valor al país”, enfatiza.
En este sentido, la educación vocacional se convierte en una inversión a largo plazo, no solo en capital humano, sino en el desarrollo integral de la sociedad.
El desafío, según Laserna, no está en la falta de talento, sino en la falta de condiciones para que florezca. “Es ver la manera de fomentar el capital intelectual, el recurso humano, y que la gente descubra por medio de la creatividad cuáles son sus habilidades y cómo pueden aportar al país”, concluye.
¿Qué es realmente la economía creativa?
Laserna aclara que el término no se limita al arte ni a la cultura en sentido estricto. Se trata de un conglomerado de industrias creativas y culturales en las que la innovación y el talento pesan más que el capital financiero.
“Una empresa de software puede ser considerada creativa, porque importa más lo que está en la cabeza del programador que la inversión inicial. Lo mismo ocurre con un grupo de teatro, una productora musical o un pintor”, explica.
Este enfoque, conocido también como economía naranja, abarca sectores como la gastronomía, la educación, el deporte y la innovación tecnológica, convirtiéndose en un espacio diverso que abre oportunidades para los emprendedores.
El desafío de la formalidad y la flexibilidad
Bolivia enfrenta un reto particular: la alta informalidad. Laserna considera que la economía creativa debe aspirar a la formalidad, pero con reglas claras y flexibles.
“Lo ideal es que la economía creativa llegue a ser parte de la estructura formal de la economía boliviana, porque así los emprendedores tienen garantías legales y también contribuyen al país pagando impuestos”, sostiene.
El investigador propone medidas que permitan aliviar la carga inicial de los emprendedores. “Buscar maneras de darles años de gracia cuando crean su empresa, que todavía no paguen impuestos, y ser más flexibles con las leyes laborales. No podemos exigir que alguien contrate ocho horas por todo un año cuando recién está comenzando. Fomentar la creatividad requiere darles espacio a los nuevos proyectos para crecer sin asfixiarlos”.
El potencial de la economía creativa en Bolivia es enorme, pero su desarrollo depende de voluntad política, reformas educativas y un cambio de mentalidad respecto al emprendimiento.
“Fortalecer al emprendedor es clave. Si no generamos condiciones, seguiremos frenando a quienes pueden transformar al país con ideas innovadoras”, concluye Laserna.