IA desafía a sistema de salud a digitalizar historiales médicos con ética y responsabilidad


El auge de la inteligencia artificial (IA) está revolucionando todos los sectores, y la medicina no es la excepción. Hoy, esta tecnología permite diagnósticos más precisos, análisis predictivos de enfermedades y modelos de atención más personalizados. Sin embargo, su implementación masiva plantea el desafío de cómo manejar de forma ética y segura los datos personales de salud de millones de personas.

En Bolivia, la digitalización de historiales médicos aún está en proceso. Yercin Mamani, médico epidemiólogo y exdirector del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Cochabamba, señala que, aunque se han dado pasos importantes como el registro nominal de vacunación y la vigilancia epidemiológica en tiempo real, todavía existe una brecha considerable en cuanto a la regulación del uso de la IA y la protección de datos sensibles.

“El uso de la inteligencia artificial en salud es un tema muy poco tratado en nuestro medio. No tenemos un marco legal para el manejo de la información, y menos asociado a la IA. Esta situación puede llevar a un uso inadecuado de la información que se genera, por ejemplo, en diagnósticos o en datos sociodemográficos contenidos en los historiales médicos”, advierte.

Ética y protección de datos

En muchos países, el desarrollo de sistemas digitales integrados en salud está acompañado por marcos regulatorios robustos que garantizan la privacidad, la transparencia y el consentimiento informado. En Bolivia, sin embargo, aún no existe una ley específica que regule el uso de la inteligencia artificial en la medicina ni el tratamiento de datos personales con fines clínicos, académicos o de salud pública.

“La información en salud es valiosa. A través de la IA podemos generar modelos que nos permitan predecir la ocurrencia de enfermedades y planificar prospectivamente políticas de salud. Pero es necesario especificar responsabilidades: ¿quién maneja esa información? ¿Quién responde por los resultados?”, plantea Mamani.

Un ejemplo claro de uso indebido de la información ocurrió durante la pandemia por el Covid-19. Según el especialista, hubo casos en los que se difundió públicamente el diagnóstico de personas contagiadas, lo que derivó en persecuciones y amedrentamientos. 

“De ahí la importancia de que los sistemas y bases de datos en salud tengan una regulación específica por parte del Estado”, recalca.

Potencial transformador de la IA en salud pública

A pesar de estos desafíos, los beneficios de la inteligencia artificial en medicina son innegables. Mamani afirma que “ese es el sueño de todo epidemiólogo: tener un sistema de información que abarque todas las patologías de nuestro contexto, con datos actualizados sobre la situación de salud de toda la población”.

Contar con un sistema unificado de historiales médicos digitales permitiría no solo mejorar la atención al paciente, sino también diseñar políticas públicas más eficaces, identificar grupos de riesgo y responder con rapidez a brotes epidemiológicos. 

“Durante la pandemia se aplicaron herramientas de inteligencia artificial para el triaje de pacientes, y gracias a modelos matemáticos se recomendaba a las personas acudir o no a centros de salud, evitando así la saturación del sistema”, recuerda Mamani.

Sin embargo, señala que el acceso a esa información no es equitativo. “No todos acceden a este tipo de herramientas. La información generada dentro del sistema sanitario no está al alcance de todos los investigadores, y eso es algo que debemos trabajar con urgencia”.

El rol del Estado y la responsabilidad profesional

Cerrar la brecha digital en salud requiere acción estatal y compromiso de los propios profesionales. Bolivia ha tenido avances, como el Sistema Integral de Vigilancia Epidemiológica y el Registro Nominal de Vacunación, que funcionan en tiempo real a nivel nacional. 

Pero, según Mamani, los mayores avances tecnológicos se están dando en el sector privado, donde muchas clínicas ya trabajan con historias clínicas digitalizadas, aplicaciones de monitoreo remoto y simuladores de pronóstico clínico.

“El sector privado ha invertido más en este tipo de herramientas. Algunos seguros ya utilizan IA para hacer seguimiento y evaluación de tratamientos”, detalla.

Pero no basta con tener tecnología. La capacitación del personal de salud es clave ya que muchos profesionales aún no manejan adecuadamente estas herramientas. Se basan en preguntas muy simples, sin prompts elaborados, y eso puede generar diagnósticos erróneos o poco útiles.

A juicio de Mamani, “es fundamental sumergirse en estas herramientas, aprovecharlas sin abusar de ellas, y comprender que no vienen a reemplazarnos, sino a complementarnos”.

Regulación de la IA en salud

El vacío legal en Bolivia contrasta con el avance normativo en otros países. Chile, por ejemplo, acaba de estrenar una ley que regula el uso de la IA en varios sectores, incluida la salud. A nivel internacional, en 2023, la UNESCO realizó un congreso mundial para debatir precisamente este tema.

“Uno de los puntos centrales fue el uso de la IA en ciencias de la salud. Se recomendó a todos los países adoptar normativas internas porque cada contexto es distinto. Bolivia no puede quedar al margen de este debate”, subraya Mamani.

Este tipo de regulación no solo debe contemplar el manejo ético de los datos, sino también los resultados del análisis de esa información, que pueden tener impacto en la medicina clínica, la cirugía, la salud pública y la epidemiología.  

Durante el IV Congreso Internacional de Salud: Innovación y Sostenibilidad, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, y en el que Yercin Mamani fue speaker, se debatió la necesidad de integrar tecnología e inteligencia artificial en salud con una visión sostenible, equitativa y ética.

“La tecnología está avanzando y los profesionales de salud debemos estar preparados. Necesitamos formación continua, inversión pública y un compromiso social para que la inteligencia artificial no sea un privilegio de pocos, sino una herramienta para el bienestar colectivo”, afirma Mamani.

La IA en salud no es una utopía futurista. Ya está aquí. El reto es garantizar que su implementación respete los derechos de las personas, mejore la atención médica y contribuya a construir un sistema sanitario más justo, transparente y eficiente. }

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