El Santuario de la Virgen del Socavón, en Oruro, acaba de recibir un reconocimiento histórico. El papa León XIV elevó el templo a la categoría de Basílica Menor, convirtiéndose en la primera de esta jerarquía en el departamento.
La noticia genera expectativa no solo en la feligresía católica, sino también en el sector turístico. Este nombramiento es un impulso y una oportunidad para consolidar a Bolivia como un destino de turismo religioso y cultural, y crear un polo de desarrollo de gran importancia.
“Turísticamente hablando es muy importante. Bolivia tendría que aprovecharlo a través de un buen marketing para ofrecer parte del turismo religioso-cultural. Esperemos que no se mimetice con el Carnaval y pase desapercibido, porque sí influye y sería clave para tener mayor llegada de visitantes al país”, afirma el docente de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de Unifranz, Juan Carlos Núñez.
Un reconocimiento histórico
La designación, anunciada oficialmente el 16 de julio de 2025, llega en el marco del Bicentenario de Bolivia y del Año Jubilar de la Diócesis de Oruro. Para la Iglesia católica, el título de Basílica Menor implica un vínculo especial con la Santa Sede y otorga a los fieles indulgencias en fechas determinadas.
Más allá de lo espiritual, representa un nuevo valor cultural y patrimonial que abre puertas al desarrollo turístico. Y es que esta sería una de los pocos templos de dicho rango que tiene el país.
“Son pocas. Por ejemplo, la Basílica Menor de San Francisco. No llegan a catedral, pero ya tienen un rango, no solo por el hecho de que el Papa lo haya nombrado, sino por el valor histórico e intrínseco que tienen”, explica Núñez.
Ya como santuario, el templo del Socavón recibe año tras año a miles de visitantes. Su época alta se da durante el Carnaval, cuando bailarines y fieles peregrinan a los pies de la Virgen Candelaria pidiendo sus favores.
La promesa, la peregrinación –que también conlleva una gran entrada folklórica– y varios eventos masivos se constituyen en uno de los mayores atractivos turísticos de Bolivia. El reto es que, con el nombramiento, el santuario ya no solo se relacione con el Carnaval, sino que se convierta en un destino turístico en sí mismo.
Turismo religioso, un sector con potencial
Según datos del Ministerio de Culturas, en 2023 Bolivia recibió más de un millón de turistas extranjeros, quienes generaron ingresos cercanos a 688 millones de dólares. Aunque la mayoría de los visitantes busca atractivos naturales, el turismo religioso gana terreno como segmento en expansión.
En esta línea, el país ya cuenta con destinos consolidados en torno a festividades religiosas, como el Santuario de Copacabana, que es visitado especialmente en Semana Santa; la festividad de la Virgen de Cotoca, en Santa Cruz; la de la Virgen de Chaguaya, en Tarija, entre otros que forman parte de una red de turismo religioso católico.
Su impacto se mide también en cifras. Solo el Carnaval de Oruro 2025 atrajo a más de 200.000 visitantes, entre nacionales y extranjeros, muchos de ellos motivados por su devoción a la Virgen del Socavón.
Otro circuito ya consolidado es el de las Misiones Jesuíticas de Chiquitos, un territorio que se encuentra en el departamento de Santa Cruz. Su extensión territorial es de aproximadamente 129.766 km2.
Llevan el nombre de misiones jesuíticas porque fueron pueblos creados por misioneros de la Compañía de Jesús, siendo el primero la misión de San Francisco Xavier en 1691. Aún se conserva y se viven las tradiciones forjadas por siglos en el encuentro entre las diferentes etnias indígenas y las misiones.
Parte de sus características son la música barroca, las artesanías, las danzas, las festividades, la música autóctona, los juegos populares, la pintura, la escultura, la mitología, la relación con la naturaleza y la totalidad de los templos restaurados.
Pero el turismo religioso no solo implica al catolicismo; también están el turismo místico y el turismo andino, entre otras variantes que van cobrando fuerza.
De Paria al Socavón, un polo de desarrollo
La reciente designación abre la posibilidad de diseñar nuevos circuitos turísticos. Núñez identifica al menos uno que podría ser muy importante, porque generaría un movimiento interesante en el departamento de Oruro, que alberga a la flamante Basílica del Socavón.
“Me gustaría mucho iniciar en la iglesia de Paria, que fue la primera iglesia católica en Bolivia, construida en 1535. Fue un lugar histórico y está en Oruro”, señala Núñez.
Cuando se pregunta por las primeras ciudades en el territorio que ahora abarca Bolivia, aparecen dos nombres: primero Paria y luego Tupiza. La primera, que antes de la colonia fue capital del Collasuyo, hoy es un municipio de la provincia Cercado en Oruro.
Un texto de la investigadora Carola Condarco señala que Paria fue desde siempre una puerta de entrada a Cochabamba, parte del Qhapaq Ñan. “Como Tambo Real de Paria, Vaca de Castro y Cieza de León dicen, estaba conectado por el camino que partía de Cusco, hacia el lago Titicaca y luego Paria, de donde se bifurcaba en dos: a Potosí y Chile, y hacia el valle de Cochabamba, este último para transportar el maíz del Valle de Cochabamba al Cusco”.
Otra iglesia de Oruro, infaltable para el turismo, es la iglesia de Curahuara de Carangas, la Capilla Sixtina de Los Andes. Construida entre 1587 y 1608, es una de las más antiguas de Bolivia y Sudamérica.
En su interior, todas las paredes y bóvedas están cubiertas por pinturas y murales, donde predominan los colores ocres y que narran escenas bíblicas. Fue declarada Monumento Nacional en 1960.
“Empezar con esas iglesias que están perdidas en el tiempo, en el campo, y terminar en la ahora Basílica Menor del Socavón, sería un cierre con broche de oro”, asevera Núñez.
Para el docente y experto en turismo, hacer un circuito corto de uno o dos días, como máximo, sí generaría un polo de desarrollo. “Puede impulsar lo que en turismo llamamos industria naranja. Se genera movimiento para quienes brindan servicios, para quienes hacen artesanías, para quienes producen recuerdos para vender. Es un efecto multiplicador”, concluye.
El desafío
El reto, ahora, es coordinar esfuerzos entre autoridades eclesiásticas, estatales y operadores turísticos. El objetivo debe ser que el Socavón no sea solo un símbolo de devoción, sino también un polo de desarrollo turístico sostenible.
Bolivia, tierra de diversidad cultural y espiritual, parece estar lista para ofrecer al mundo no solo paisajes y tradiciones, sino también rutas de fe capaces de emocionar tanto al creyente como al amante del arte y la historia.