La enfermería es mucho más que una profesión; es el arte de sanar, acompañar y brindar esperanza, una labor que hoy hombres y mujeres asumen con dedicación y empatía, consolidándose como pilares fundamentales del sistema de salud.
Cintia Choquehuanca Hilire lleva 12 años dedicando su vida al cuidado de los demás, primero como enfermera en la asistencia al paciente y la administración hospitalaria, y ahora como docente en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, donde forma a las futuras generaciones de profesionales de la salud.
Para Cintia, la enfermería no es solo una profesión, sino un acto de entrega y humanidad. Sabe que, más allá de los tratamientos y procedimientos, el primer paso para sanar a alguien es hacerlo sentir escuchado y comprendido. Esa empatía innata que posee no solo la ha convertido en una referente dentro del ámbito hospitalario, sino también en una inspiración para quienes tienen el privilegio de aprender de ella.
“Tenemos que tomar en cuenta que una de las cualidades que debe tener un enfermero es la empatía, que es la capacidad de anticiparse o ponerse en el lugar de la otra persona, pero anticipando cómo esa persona se siente, piensa o qué emociones puede llegar a tener”, indica.
Rol del profesional en enfermería
El rol del profesional en enfermería es multifacético. Además de brindar atención directa al paciente, estos profesionales desempeñan funciones en áreas como la salud ocupacional, geriatría, epidemiología y salud pública.
“Los profesionales de enfermería y partería son actores clave en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades y la columna vertebral de los sistemas de atención sanitaria en todo el mundo. Trabajan en la primera línea de la prevención de enfermedades, la promoción y la gestión de la salud”, asegura la OPS.
Adicionalmente, la pandemia del Covid-19 evidenció la importancia de la enfermería en la gestión de crisis sanitarias y en la implementación de estrategias de prevención y control de enfermedades.
Al respecto, Choquehuanca enfatiza que “el rol del enfermero es diverso, tomando en cuenta que se centra principalmente en la prevención de enfermedades, en la promoción de la salud, realizando diferentes acciones de interacción que tenemos con nuestras autoridades y la misma población para mejorar su calidad de vida y bienestar”.
La formación académica en enfermería ha tenido que adaptarse a estas nuevas realidades. Los programas educativos ahora incluyen competencias en liderazgo, gestión y habilidades blandas, como la empatía y la comunicación efectiva. Estas habilidades son esenciales para garantizar una atención integral y de calidad.
Aumenta la demanda de estos profesionales
La dinámica de la salud pública ha evolucionado, y con ella, las necesidades de atención. En todo el mundo, las personas viven más tiempo que antes. Hoy la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años; por ende, las enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión y la diabetes, son cada vez más prevalentes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese momento, el grupo de población de 60 años o más habrá subido de 1.000 millones en 2020 a 1.400 millones. En 2050, la población mundial de personas de 60 años o más se habrá duplicado (2.100 millones)”.
Este panorama exige profesionales de enfermería capacitados para abordar estos desafíos desde múltiples frentes: asistencia directa, prevención, promoción de la salud e investigación.
Inclusión masculina en la profesión
La carrera de Enfermería es diversa e incluye tanto mujeres como varones. “Estamos estigmatizados de que es una carrera netamente femenina. Sin embargo, la cobertura que tiene en el cuidado de salud del paciente incluye ambos géneros”, sostiene la docente universitaria.
Históricamente, la enfermería ha sido percibida como una profesión predominantemente femenina. No obstante, esta percepción ha cambiado con el tiempo. En culturas antiguas, como la romana y la griega, eran los hombres quienes lideraban el cuidado de los enfermos. Siglos después, figuras como Florence Nightingale (considerada una de las pioneras en la práctica de la enfermería) profesionalizaron la disciplina, y aunque durante mucho tiempo las mujeres fueron mayoría, actualmente se observa una creciente participación masculina.
Para Choquehuanca, “enfermeros varones están incluyéndose dentro de la profesión y realizan cuidados al paciente. Podemos ver a muchos colegas de trabajo que están trabajando en hospitales, tanto en gerencia, en la parte administrativa o dando clases en las universidades”.
La inclusión de hombres en la enfermería no solo enriquece la profesión, sino que también responde a las demandas de una sociedad en constante cambio.
Educación para la salud
La enfermería también juega un papel clave en la educación para la salud. Los profesionales de esta área están capacitados para diseñar e implementar programas de promoción de hábitos saludables y prevención de enfermedades.
Su cercanía con la comunidad les permite identificar necesidades específicas y adaptar las intervenciones en consecuencia. Esta labor educativa es fundamental para empoderar a la población en el autocuidado y en la toma de decisiones informadas sobre su salud.
La investigación es otro ámbito en el que ha ganado protagonismo. Los profesionales de enfermería contribuyen al desarrollo de estudios que buscan mejorar las prácticas clínicas, optimizar los recursos y elevar la calidad de la atención.
La demanda de profesionales de enfermería, tanto hombres como mujeres, sigue en aumento. La diversidad de roles que pueden desempeñar, desde la atención directa hasta la gestión y la investigación, los convierte en pilares indispensables del sistema de salud. La formación continua y la adaptación a las nuevas demandas sanitarias son esenciales para mantener la excelencia en el cuidado y la promoción de la salud.
“El profesional de enfermería es la columna del sistema de salud, el pilar del sistema de salud”, concluye Choquehuanca.