Una característica de los tribunales ordinarios de justicia es la sobrecarga de casos que muchas veces dilatan la solución de un conflicto o la sanción a los que cometieron un delito. En este contexto el arbitraje se posiciona como un método alternativo para la resolución de controversias, ofreciendo agilidad y flexibilidad para adaptarse a las necesidades de las partes involucradas.
“El arbitraje se basa fundamentalmente en la voluntad de las partes, expresada en un acuerdo o cláusula arbitral incluida en los contratos. Este acuerdo permite que las controversias sean resueltas por árbitros, personas privadas especializadas, en lugar de un juez ordinario”, explica Santiago Nishizawa, abogado corporativo y socio del bufete Aguirre Quintanilla Soria Nishizawa, quien participó en el taller de Argumentación Jurídica de la Competencia Boliviana de Arbitraje MOOT Bolivia, organizado por el Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Cochabamba (ICAM) y la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La especialización de los árbitros es uno de los aspectos más destacados del arbitraje. Nishizawa enfatiza que, a diferencia de los jueces, quienes deben atender una amplia variedad de asuntos, los árbitros suelen ser expertos en campos específicos como el bancario o comercial.
“Esto garantiza una resolución más informada y precisa de los conflictos, ya que las partes pueden elegir a un árbitro en función de su integridad, correctitud y conocimiento en el área en cuestión”, señala.
El arbitraje también presenta ventajas en cuanto a los tiempos de resolución. El jurista explica que los tribunales ordinarios están inundados de casos debido a problemas de presupuesto y a la estructura misma del sistema judicial. Esto retrasa la resolución de asuntos importantes, generando frustración en la población. En cambio, los procesos arbitrales suelen desarrollarse con mayor celeridad, al depender de calendarios procesales establecidos conjuntamente entre las partes y el tribunal arbitral.
Modalidades del arbitraje
Existen diferentes modalidades de arbitraje, cada una con características y beneficios únicos. Por un lado, los arbitrajes administrados por instituciones especializadas proporcionan estructuras claras, listas de árbitros calificados y reglas establecidas que facilitan el desarrollo del proceso. En Bolivia, entidades como la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) o la Cámara Nacional de Comercio, entre otros, gestionan centros de arbitraje con procedimientos estructurados.
“Estas instituciones tienen estándares rigurosos para la selección de árbitros, quienes pasan por procesos de evaluación que garantizan su idoneidad y profesionalismo”, detalla Nishizawa.
Por otro lado, el arbitraje ad hoc, gestionado directamente por las partes, ofrece una flexibilidad destacada al permitir que las partes definan libremente aspectos como las reglas y el procedimiento. Sin embargo, esta modalidad requiere un alto grado de cooperación y experiencia para evitar complicaciones.
En el ámbito internacional, entidades como la Cámara de Comercio Internacional (CCI) no solo brindan prestigio y confianza, sino que también permiten la elección de árbitros fuera de sus listas oficiales. Esta opción amplía las posibilidades de encontrar expertos que cumplan con criterios específicos de formación y trayectoria profesional, garantizando equidad y especialización en el proceso.
Retos del arbitraje
Pese a sus ventajas, el arbitraje no está exento de desafíos. Nishizawa menciona la denominada judicialización del arbitraje, que ocurre cuando las partes buscan la intervención de los tribunales ordinarios para anular un laudo arbitral.
“La Constitución Política del Estado garantiza el debido proceso, lo que incluye el derecho a la impugnación en casos de violación de derechos fundamentales. Por ejemplo, en casos recientes, se han presentado impugnaciones relacionadas con arbitrajes que afectan el acceso a servicios básicos, evidenciando cómo esta disposición protege derechos esenciales al permitir su revisión en instancias superiores. Esto ha llevado a que algunos arbitrajes sean llevados incluso ante el Tribunal Constitucional Plurinacional”, explica.
Este tipo de intervenciones, aunque limitadas por la ley a circunstancias excepcionales, pueden generar incertidumbre y retrasos, debilitando uno de los principales atractivos del arbitraje: su agilidad.
“Es crucial que el control judicial se limite estrictamente a los casos de violación de derechos fundamentales para preservar la esencia del arbitraje como un mecanismo eficiente”, subraya.
El rol de las cláusulas arbitrales
La efectividad del arbitraje también depende de la redacción adecuada de las cláusulas arbitrales. Según el abogado, al momento de firmar un contrato, las partes pueden incluir una cláusula que establezca que, en caso de controversias, éstas serán sometidas a arbitraje según el reglamento de una institución específica.
Esta elección incluye aspectos como la sede del arbitraje y las reglas aplicables, lo que proporciona claridad y seguridad desde el inicio.
Además, el diseño del procedimiento arbitral, desde la conformación del tribunal hasta la definición del calendario procesal, permite a las partes adaptar el proceso a sus necesidades particulares. “Esta flexibilidad es un valor agregado que distingue al arbitraje de los procesos judiciales tradicionales”, destaca el experto.
Una solución pacífica y colaborativa
El arbitraje, en la actualidad, se posiciona como una alternativa que no solo alivia la carga de los tribunales ordinarios, sino que también promueve la resolución pacífica de conflictos.
“El arbitraje no contempla impugnaciones o apelaciones de segunda instancia, lo que refuerza su carácter definitivo y su capacidad de proporcionar certeza a las partes”, concluye Nishizawa.
Con su enfoque en la especialización, la rapidez y la flexibilidad, el arbitraje se presenta como una herramienta clave para abordar las demandas de un mundo complejo y globalizado. Por ejemplo, sectores como la construcción y la energía han experimentado una notable reducción de conflictos legales prolongados gracias al arbitraje, mientras que, en países como Suiza y Singapur, el arbitraje internacional ha demostrado ser crucial para atraer inversiones extranjeras al garantizar procesos justos y eficientes.
A medida que las instituciones continúan fortaleciendo sus mecanismos y superando los retos existentes, este método alternativo de resolución de controversias promete consolidarse como una opción indispensable para las empresas y particulares en busca de justicia eficiente y equitativa.