“Al Castilla se le puede hacer de todo”. Lo denunció Arbeloa alto y claro nada más acabar la ‘guerra’ de Mérida, de la que el Castilla no solo salió derrotado, sino también con tres expulsados, recibiendo 31 faltas y con un enfado mayúsculo. El motivo, una vez más, el contraste entre la permisividad arbitral con los rivales y la severidad con la que se emplean hacia ellos. Una diferencia de trato de la que se vienen quejando desde el comienzo de la temporada. “Con nosotros hay barra libre”, lamentan en el vestuario castillista, que se siente completamente desprotegido y maltratado por los árbitros.
En este sentido, el duelo de Mérida fue la gota que colmó el vaso. El Castilla recibió 31 faltas, el partido en el que más sufrieron en lo que va de temporada (superando las 30 que recibieron ante Osasuna Promesas). Una cifra de infracciones que al Mérida le supuso cinco amarillas. Mientras, el Castilla cometió nueve faltas y acabó con tres amarillas y tres rojas. Un desequilibrio que vuelve a llevar la indignación al filial blanco, que considera que hay una distinta vara de medir y que la permisividad con los rivales está condicionando todos y cada uno de sus partidos. Muchas faltas sufridas y muy poco castigo, es la conclusión.
¡224 faltas! sufridas en 11 jornadas
El dato es demoledor y justifica el enfado del Castilla con los arbitrajes que está sufriendo y con la poca protección que consideran están recibiendo de los colegiados. El equipo de Arbeloa ha recibido ¡224 faltas! en sólo 11 jornadas disputadas de Liga, una media superior a las 20 faltas por partido. Las consecuencias para sus rivales, 40 amarillas. O lo que es lo mismo, una amarilla cada seis faltas. No hay ningún equipo en Primera ni en Segunda con un mayor promedio de faltas recibidas que el Castilla, con Las Palmas como el más próximo a esa cifra, con 17,4 faltas recibidas por partido. Rizando el rizo de las estadísticas, no hay tampoco un solo equipo en las otras cuatro grandes ligas que se acerque al promedio de faltas que recibe el conjunto de Arbeloa. El dato retrata, por tanto, una realidad: el Castilla es el equipo al que más ‘pegan’.
Pero además de la permisividad con los rivales y el castigo en forma de faltas que recibe el Castilla partido tras partido, está la diferente vara de medir que consideran se utiliza con ellos. El filial blanco ha cometido 105 faltas en 11 jornadas (9,5 por partido), por las 224 que ha recibido (20,4 por partido). Es decir, menos de la mitad. Sin embargo, si sus rivales han recibido 40 amarillas, el equipo de Arbeloa ha visto 31. Los rivales ven una amarilla cada seis faltas y los castillistas, una cada tres. No sólo les ‘pegan’ más, sino que también los penalizan más. Una alteración estadística que está alterando al equipo, tal y como se pudo comprobar en la tángana del final del partido ante el Mérida. Un partido en el que el Castilla perdió su racha triunfal y también los nervios, desquiciados por un episodio más del agravio comparativo en el trato arbitral que vienen sufriendo.
Sensación de indefensión
Datos aparte, en el Castilla indigna no sólo las pocas faltan que les pitan, sino también todas las que les dejan de señalar. Una circunstancia que incide en la sensación de indefensión de un equipo que sólo pretende centrarse en el juego. Y es que en el joven vestuario castillista preocupa que los árbitros se dejan llevar por las presión a la que les someten los rivales, con jugadores mucho más veteranos, y la sensación de que los rivales saben que les pueden defenderles con faltas constantes porque no van a tener consecuencias.
Y a todo ello hay que unir el apartado de las expulsiones. Porque ahí la diferencia es mucho más llamativa. Los jugadores del Castilla han sufrido ya cuatro expulsiones (Cestero, Lamini Fati, Manuel Ángel y David Jiménez) en 11 partidos, por una roja de sus rivales. El Castilla ve una roja cada 26,3 faltas y sus rivales, una cada 224 faltas.