¿Cómo abrirse paso en el mundo laboral? La experiencia previa marca la diferencia


Dar los primeros pasos en el ámbito profesional puede ser abrumador. La exigencia de “tener experiencia” se convierte, muchas veces, en un muro difícil de escalar para los jóvenes que recién egresan de las universidades. Sin embargo, existen caminos y oportunidades para comenzar, aprender y crecer. 

Así lo afirma Licelott Romero, gerente general de la Cámara de Industria y Comercio de El Alto (CAINCO), quien participó como disertante en la cuarta versión de la Feria de Empleabilidad de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en la urbe alteña.

“Es vital que nuestros profesionales lleguen con experiencia, pero también entendemos que es un proceso. Una cosa es lo que se aprende en las universidades, y otra es el aprender haciendo. La prueba, el error y la capacidad de gestionar eso, forman parte del camino profesional”, asegura Romero.

La importancia de aprender haciendo

La CAINCO El Alto impulsa la formación de jóvenes a través de programas de pasantías, talleres, foros y ferias empresariales, espacios donde los nuevos talentos tienen su primer acercamiento al mercado laboral. 

“Muchos llegan por primera vez a una institución como la nuestra. Allí los capacitamos en marketing, administración, tributación. Cuando salen, ya cuentan con habilidades prácticas”, explica Romero.

La experiencia, entonces, no se construye sólo desde el aula, sino en contacto directo con las empresas, con sus dinámicas, retos y ritmos. Ferias como la de empleabilidad, en la que participó Romero, se convierten en verdaderas vitrinas donde los jóvenes pueden demostrar lo que saben y —más importante aún— lo que están dispuestos a aprender.

Hoy, los jóvenes llegan al mundo laboral con un valor añadido: manejan herramientas digitales, redes sociales, inteligencia artificial y plataformas de e-commerce con soltura. 

“Ellos ya vienen con otro chip. Son propositivos, curiosos, tienen otra mentalidad que refresca las organizaciones”, asegura Romero. Esa familiaridad con la tecnología es un diferencial que puede acelerar su inserción laboral.

Pero no todo es innato, también hace falta formación técnica y académica para sacar provecho de ese conocimiento digital. 

“Vemos muchos jóvenes que se capacitan en programación, idiomas, comercio internacional. Hay quienes estudian chino mandarín porque sus familias exportan. Esa mezcla de práctica y formación es clave para crecer”, afirma la ejecutiva.

El Alto, tierra de emprendedores y gestores del cambio

Para Romero, hablar de El Alto es hablar de fuerza productiva. A pesar de las crisis económicas, esta ciudad no se detiene. 

“El Alto no duerme. Genera, trabaja, prueba. Y ese espíritu lo vemos también en sus jóvenes. Muchos son hijos de emprendedores que ahora buscan llevar los negocios familiares a otro nivel”, señala.

Esta nueva generación no solo quiere trabajar, quiere innovar, liderar y formalizar. “Antes se emprendía de forma empírica. Ahora los jóvenes quieren tener el conocimiento técnico y estratégico que sus padres no pudieron tener. Son gestores de cambio, referentes de productividad y ejemplo de cómo profesionalizar el emprendimiento”, agrega Romero.

Oportunidades reales para adquirir experiencia

Además de las pasantías, CAINCO El Alto ha creado múltiples espacios para acercar a los jóvenes al mundo laboral. Eventos como las ferias de empleabilidad, el Huayna Fest, ruedas de negocios, ferias internacionales y foros empresariales se convierten en plataformas donde los futuros profesionales tienen contacto directo con el sector productivo. 

“Ellos mismos deben gestionar, coordinar, resolver. Eso es experiencia real que suma a su perfil”, afirma la experta.

Estas interacciones les permiten incluir actividades relevantes en su currículum, desarrollan habilidades blandas como la comunicación, el liderazgo o la gestión del tiempo, y fortalecen su confianza. “Muchos egresan y ya tienen algo que contar, que mostrar, que destacar”, subraya la gerente de CAINCO.

Capacitarse siempre: la clave del crecimiento

Uno de los mayores desafíos sigue siendo la formación continua. El mercado laboral exige profesionales flexibles, actualizados y con capacidad para adaptarse a entornos cambiantes. Romero enfatiza que la educación no termina con un título. 

“Tenemos que seguir capacitándonos, aprender nuevas herramientas, superar el miedo a la tecnología y entender que siempre hay algo más por aprender”, explica.

La CAINCO de El Alto trabaja en alianza con universidades, como Unifranz, para fortalecer estas competencias y acompañar a los jóvenes en sus primeros pasos. “Queremos que no le tengan miedo al cambio, que no se frustren ante la crisis, que entiendan que la economía es cíclica, pero el aprendizaje es constante”, señala.

Para Romero, “no hay crisis que pare el emprendedurismo”. Hoy, muchos jóvenes que comenzaron en la informalidad están profesionalizando sus negocios, accediendo a nuevas tecnologías, aprendiendo idiomas, explorando mercados internacionales. Son la muestra viva de que el cambio es posible.

Por eso, en Unifranz, la apuesta es clara: crear oportunidades, formar talento y construir puentes entre la educación y el trabajo. Porque tener experiencia es importante, sí, pero también lo es tener las ganas, la actitud y los espacios para comenzar.

 

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