Mariana se dio cuenta de que algo no iba bien cuando las conversaciones con sus amigos empezaron a parecerle lejanas, como si estuviera detrás de un vidrio. Dormía mal, se sentía irritable y cualquier noticia negativa la dejaba sin energía. Un día, caminando por un parque cercano, notó que el simple hecho de respirar aire fresco le devolvía un poco de calma. No fue la solución definitiva, pero sí el inicio de un cambio.
Adoptar hábitos saludables es fundamental tanto para prevenir como para afrontar enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad. James Robles, director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, afirma que estos hábitos pueden mejorar significativamente la salud mental al reducir el estrés, elevar el estado de ánimo y aumentar la energía, lo que contribuye a disminuir el riesgo de desarrollar estos trastornos o a manejar sus síntomas de manera más efectiva.
“Desde la psicología clínica, los hábitos son herramientas valiosas que se enmarcan en un enfoque de bienestar preventivo. Estos comportamientos no buscan reemplazar el tratamiento profesional, sino que actúan como una base sólida para el cuidado de la salud mental”, explica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como un estado de bienestar que permite a las personas afrontar los momentos de estrés, desarrollar todas sus habilidades, aprender, trabajar de forma adecuada y aportar al progreso de su comunidad.
“La salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos grados de dificultad y angustia, y resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes”, precisa.
Ansiedad y depresión: las batallas silenciosas más comunes en salud mental
La ansiedad y la depresión son dos de las condiciones de salud mental más comunes y desafiantes de nuestra época. Según el Spanish Journal of Psychiatry and Mental Health, más del 25% de la población mundial reporta sentimientos de aislamiento y soledad, y cada año más de 150.000 jóvenes de entre 15 y 29 años mueren por suicidio.
Los datos son alarmantes, pero también revelan algo importante: la urgencia de cuidar la salud mental desde la prevención.
James Robles, director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que “la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante una amenaza real o percibida”. Se convierte en un problema cuando es persistente, intensa y afecta la vida diaria, generando síntomas como preocupación excesiva, tensión muscular, taquicardia o dificultad para respirar.
En cuanto a la depresión, el experto señala que “no se trata solo de sentirse triste; es un trastorno del estado de ánimo que provoca una profunda tristeza, pérdida de interés en actividades que antes generaban placer, alteraciones en el sueño y el apetito, así como sentimientos de culpa o inutilidad. Su impacto puede ser devastador si no se trata adecuadamente”.
El impacto en la salud física y mental
Ambos trastornos no solo afectan la mente, sino también el cuerpo. El estrés crónico debilita el sistema inmunológico y puede derivar en problemas cardiovasculares o gastrointestinales.
“La conexión entre mente y cuerpo es innegable. Una persona que vive con ansiedad o depresión experimenta un desgaste integral: emocional, físico y social”, afirma Robles.
El entorno también influye. La exposición constante a noticias negativas, una mala alimentación y la falta de vínculos presenciales son factores que incrementan el riesgo de sufrir estos problemas. “En nuestra práctica clínica, vemos que los hábitos cotidianos pueden marcar una gran diferencia. No sustituyen el tratamiento profesional, pero sí fortalecen la base para una recuperación o para prevenir recaídas”, agrega el especialista.
Hábitos saludables para reducir su impacto
El Estudio de Evaluación Repetida de Comportamientos y Síntomas en la Población (RABSYPO), liderado por científicos del IDIBAPS y el Hospital Clínic de Barcelona (España, identifica siete hábitos que pueden ayudar a reducir los síntomas de ansiedad y depresión sin necesidad de intervención profesional:
- Reducir la exposición a noticias angustiantes: limitar el consumo de contenido negativo disminuye los niveles de ansiedad.
- Adoptar una dieta equilibrada: una alimentación saludable influye en el microbioma intestinal, que está relacionado con el bienestar mental.
- Contacto con la naturaleza: pasear por espacios verdes o azules tiene un efecto calmante comprobado.
- Ejercicio físico regular: mejora el estado de ánimo, la calidad del sueño y la salud general.
- Actividades relajantes como yoga o música: ayudan a reducir el estrés y a mantener la mente en el presente.
- Mantenerse hidratado: la ingesta suficiente de agua se asocia con menor sintomatología depresiva.
- Fortalecer conexiones sociales cara a cara: el contacto humano directo crea una red de apoyo emocional fundamental.
“Estos hábitos no son complicados ni requieren grandes recursos, pero su poder está en la constancia. Una caminata diaria, una conversación significativa o el simple hecho de beber suficiente agua son gestos pequeños que suman en el bienestar emocional”, indica Robles.
Más que prevención: un cambio de cultura
El valor de estas recomendaciones no radica únicamente en aliviar síntomas, sino en construir una cultura de cuidado personal y comunitario. El estudio RABSYPO subraya que, por primera vez, se cuenta con un protocolo universal basado en evidencia para mejorar la salud mental sin depender exclusivamente de atención profesional.
“La salud mental no es un lujo ni algo que solo se atiende en crisis. Debe ser parte de nuestra rutina, igual que comer bien o hacer ejercicio”, destaca Robles.
Incorporar hábitos saludables es una decisión personal, pero también un compromiso social. Reducir el estigma, hablar de lo que sentimos y apoyar a quienes atraviesan momentos difíciles puede salvar vidas. El cuidado de la salud mental no siempre comienza en una consulta médica; a veces, empieza en un pequeño cambio que abre la puerta a una vida más plena y conectada.