En un mundo que avanza hacia una economía del conocimiento y enfrenta desafíos globales cada vez más complejos, se requieren personas capaces de integrar ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas con habilidades del siglo XXI como pensamiento crítico, creatividad, colaboración e innovación. Esta visión es la esencia de la educación STEM+, un enfoque que no solo forma profesionales técnicamente competentes, sino ciudadanos comprometidos con el bienestar social y la sostenibilidad.
“Estamos convencidos de que el enfoque STEM+ es una de las respuestas más poderosas para enfrentar los desafíos del siglo XXI. No solo mejora la calidad educativa, sino que transforma la vida de las personas”, afirma Alejandro Zegarra, vicerrector adjunto de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La educación STEM+ va más allá de la enseñanza tradicional de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Incorpora competencias transversales como la comunicación, la resolución creativa de problemas y el trabajo colaborativo, con un énfasis en la aplicación práctica de los conocimientos para resolver problemas reales y aportar soluciones que tengan un impacto tangible en las comunidades.
Alejandro Zegarra explica que este modelo busca “fomentar el pensamiento científico y la resolución de problemas reales, preparando a las nuevas generaciones para integrarse a la economía del conocimiento”.
En Santa Cruz, diversas instituciones académicas, entidades públicas y organizaciones sociales impulsan este enfoque para cerrar brechas educativas y digitales, especialmente entre niñas y mujeres, y para promover vocaciones científicas y tecnológicas desde edades tempranas.
Entre los principios de esta metodología, destaca la transición de un modelo educativo centrado en la transmisión de información hacia uno basado en metodologías activas, donde el estudiante asume un rol protagónico y el docente se convierte en facilitador del aprendizaje. Esto permite desarrollar competencias que van más allá del aula y conectar los procesos educativos con las necesidades de la sociedad y del planeta.
Para Ulrike Wahl, representante para Latinoamérica de Siemens Stiftung, las iniciativas STEM+ “trabajan desde una perspectiva multidisciplinaria, abordando problemáticas sociales y medioambientales desde miradas complementarias, más allá de las disciplinas clásicas”.
Según la especialista, este tipo de educación sólo alcanza un impacto social verdadero cuando se construye a partir de la colaboración entre múltiples sectores: gobiernos, instituciones educativas, empresas y organizaciones de la sociedad civil. “No basta con innovar en un aula o en un laboratorio; necesitamos soluciones con respaldo y sostenibilidad para que generen cambios reales y duraderos”, subraya.
El enfoque STEM+ no se limita a las aulas escolares. Wahl destaca que las universidades tienen un rol central en su implementación, integrando la enseñanza interdisciplinaria en sus planes de estudio y fomentando la colaboración entre distintas áreas de conocimiento.
“Cuando una universidad se conecta con las realidades de las comunidades y se compromete a generar soluciones, se convierte en un actor clave para la construcción de una sociedad más equitativa y sostenible”, afirma.
La relevancia de este modelo radica en su capacidad de vincular a los estudiantes con desafíos concretos de su entorno. A través de proyectos y actividades, los jóvenes no sólo desarrollan habilidades técnicas y científicas, sino también una conciencia social y ambiental que los prepara para liderar cambios positivos. Un ejemplo de este compromiso es la Red STEM Latinoamérica, impulsada por Siemens Stiftung, que reúne a más de 200 instituciones de 14 países para promover recursos educativos abiertos, metodologías inclusivas y proyectos colaborativos con impacto en la región.
El impacto social de la educación STEM+ también se refleja en su potencial para mejorar la empleabilidad, fortalecer la formación docente e impulsar el emprendimiento científico y tecnológico. Desde una perspectiva de inclusión, contribuye a reducir las brechas de acceso a la educación superior y a las herramientas digitales, especialmente entre mujeres jóvenes, y facilita la integración de los estudiantes a redes y comunidades internacionales que lideran procesos de innovación educativa.
La educación STEM+ se perfila como un pilar esencial para construir un futuro sostenible, capaz de formar personas que no solo entienden el mundo, sino que trabajan para mejorarlo.
En este contexto, la ciudad de Santa Cruz será sede de las Olimpiadas STEM+ 2025 las cuales están abiertas a estudiantes de primero a sexto de secundaria de unidades educativas públicas, privadas y de convenio de todo el departamento. Hay dos categorías: Junior (1ro a 3ro) y Juvenil (4to a 6to), las inscripciones están abiertas hasta el 30 de agosto en el siguiente formulario: https://forms.gle/JzSfmYgwmLZZYTuE8
El programa no se limita a la competencia final. Incluye capacitaciones gratuitas tanto para estudiantes como para docentes. Primero, los profesores recibirán formación en metodologías STEM y habilidades blandas para que puedan guiar a sus equipos. Luego, los estudiantes participarán en talleres especializados durante la etapa olímpica.